Las habilidades sociales y su importancia en el mundo laboral

Actualizado el 21 de septiembre de 2023

Hasta hace unos años, los empleadores ponían especial énfasis en los conocimientos formales de sus trabajadores. En la actualidad, también se concede un gran peso a las habilidades interpersonales, sociales y metódicas. Estas son las llamadas soft skills o habilidades sociales.

En este artículo, explicaremos en qué consisten las habilidades sociales, por qué son importantes para tu desarrollo profesional y cómo puedes mejorarlas.

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¿Qué son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales son rasgos de personalidad que, en su conjunto, permiten al individuo adaptarse e integrarse en sociedad. Por su naturaleza, son difíciles de cuantificar. En ellas intervienen componentes cognitivos, afectivos y de conducta. Es decir, se forman con base en las percepciones y sentimientos que modelan nuestros actos.

Inicialmente podría pensarse que se trata de capacidades innatas y ciertamente puede haber una predisposición natural. Sin embargo, se consolidan en función de la experiencia y el entorno del individuo, por lo que es enteramente posible modificar o adquirir nuevas habilidades sociales.

Las habilidades sociales se refieren básicamente a cómo cada persona actúa de manera individual y social y cómo enfrenta o resuelve una situación.

Algunos ejemplos de habilidades sociales

Las habilidades sociales son habilidades transversales, es decir que resultan útiles en diversos aspectos de la vida. Por esta razón, una misma habilidad puede resultar relevante, en mayor o menor medida, para diferentes cargos e industrias.

A continuación, ahondaremos en las habilidades sociales más demandadas por las organizaciones.

1. Comunicación

El ser humano es un animal social, que necesita de sus pares para desarrollarse plenamente. Hay evidencias de lenguaje hablado que se remontan al hombre de Neanderthal, hace unos 300 mil años. Pero incluso las especies que le precedieron ya habían creado formas de comunicación. En este sentido, estamos hablando de una habilidad inherente a la vida en sociedad. En un entorno laboral, estas capacidades se refieren a la efectiva trasmisión de un mensaje. La clave está en el término de comunicación efectiva, pues es indispensable que la comunicación logre el efecto deseado.

Esto aplica en un sinnúmero de contextos, tanto para órdenes de mando, argumentaciones y trabajo en equipo.

La comunicación se relaciona con otras habilidades sociales como la escucha activa, la autoconfianza y la capacidad de resolución de conflictos.

2. Resolución de problemas

A diario, podemos enfrentar situaciones que interfieren con la rutina. Pueden ser pequeñas dificultades que nos obligan a emplear otras estrategias para conseguir nuestros objetivos.

Si la alarma del despertador no suena, tendrás que ajustar tus hábitos matutinos para llegar a tiempo al trabajo. Este es un ejemplo cotidiano de un problema que debe resolverse de manera rápida y efectiva. Para afrontarlo tendrás que analizar la situación e idear mecanismos para superarlo. Así, tendrás que decidir si tomar o no desayuno, si hacerlo en casa o comprar algo en la calle, si usar transporte público o ir manejando. Tendrás que evaluar cada una de estas alternativas en función de su costo y beneficio. Probablemente tomar un taxi sea más costoso, pero te ahorrará el tiempo de buscar dónde estacionar. De manera similar, en el ámbito laboral estarás obligado a tomar decisiones y resolver problemas sobre la marcha.

En muchas ocasiones podrás aplicar conocimientos previos. Pero también hay un elemento actitudinal que tiene que ver con la forma en la que enfrentas la situación. Si mantienes la calma, si propones ideas novedosas pero lógicas, si buscas la solución en equipo o si logras evitar ramificaciones mayores. Esto nos permite identificar algunas de las habilidades sociales relacionadas, como la confiabilidad, la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la gestión de riesgos.

3. Creatividad

Se considera una habilidad social pero en ella intervienen también competencias técnicas. Las personas creativas crean soluciones novedosas con base en sus experiencias y conocimientos previos. Mientras más amplios sean estos, mayores recursos de innovación tendrá un individuo. Por eso las personas creativas suelen ser también muy curiosas. Se interesan por campos ajenos a su ocupación principal y están ávidas por aprender.

Esta es una habilidad especialmente valorada en las empresas puesto que permite solucionar problemas, identificar tendencias, mejorar procesos y crear nuevos productos o servicios. La creatividad puede aplicarse en cualquier área funcional, sin distinción de rol o jerarquía. En algunas industrias es más relevante que en otras, como en el área tecnológica o el mercadeo. En cambio, en instituciones más tradicionales, como las fuerzas armadas, pasa a un segundo nivel.

Es evidente que la creatividad requiere una mente abierta y una disposición para asumir riesgos y aprender de otros.

4. Adaptabilidad

Como dijo el filósofo griego Heráclito hace más de 20 siglos “Lo único constante es el cambio”. Y el tiempo no ha hecho más que darle la razón. A la par del avance tecnológico, la sociedad modifica sus hábitos y patrones de conducta y la profundidad de la brecha generacional se acelera.

El mundo que conocieron nuestros abuelos quizás fuera similar al que vivieron sus antepasados, pero nuestros hijos, en cambio, experimentarán situaciones que todavía incluso no somos capaces de imaginar. De allí la importancia que se le da a la capacidad de responder positiva y rápidamente a un entorno cambiante.

Aferrarse a viejas estructuras y patrones establecidos puede ser un freno para su desarrollo laboral. Las empresas demandan empleados flexibles, capaces de adaptarse sin dificultad a las nuevas realidades.

Una persona adaptable suele ser también optimista y tener buena capacidad de organización. Solo de esta manera puede enfrentar de manera eficiente el aparente desajuste que todo cambio produce.

5. Ética laboral

En el entorno laboral, la ética se refiere a los valores morales que rigen nuestra relación con la organización. El cumplimiento de nuestras tareas y responsabilidades no solo está escrito en un contrato: es también un compromiso personal libremente elegido. Se refleja en la calidad de nuestro desempeño y el oportuno cumplimiento de nuestros deberes.

La ética laboral es una habilidad social relacionada con la automotivación, pues requiere de esta para mantenerse constante y perseverar.

En muchos casos, esta habilidad puede allanar el camino para el avance profesional, dado que favorece el establecimiento de relaciones de confianza, y hará que tanto los pares como los superiores sean proclives a ayudarte a progresar.

Cómo puedes mejorar tus habilidades sociales

Tal como mencionamos anteriormente, las habilidades sociales pueden aprenderse y mejorarse. Como con cualquier otra habilidad, solo se requiere disciplina y práctica. El primer paso para desarrollarlas o fortalecerlas es identificar tus debilidades. También es necesario analizar qué buscan las empresas en sus empleados. Así, podrás determinar en qué capacidades específicas debes enfocar tu trabajo de autosuperación.

Si te resulta difícil seguir el hilo de una argumentación, por ejemplo, puedes incorporar la toma de notas mientras las otras personas hablan. De esta manera será más fácil organizar tus ideas. Asimismo, si resulta difícil cumplir con los plazos de entrega, será aconsejable revisar cómo administras tu tiempo. Enfócate en detectar qué cosas restan minutos a tu día. Tal vez sean las redes sociales o la continua revisión de tu bandeja de correos. Muchas habilidades sociales pueden mejorarse con solo modificar las rutinas. Fíjate horarios para estas actividades y cúmplelos. Al cabo de pocas semanas, habrás establecido un hábito positivo.

Finalmente, busca recursos que te ayuden a progresar. Actualmente hay infinidad de materiales gratuitos en la web. También puedes asistir a charlas o cursos sobre habilidades específicas.

Las habilidades sociales y la búsqueda de empleo

Si quieres darle un nuevo rumbo a tu vida profesional, las habilidades sociales pueden ser la clave del éxito. Asegúrate de incluirlas en tu currículum o carta de presentación.

Puedes listarlas en una sección dedicada a mencionar habilidades adicionales, por ejemplo:

  • Motivación para los logros

  • Fuertes habilidades de comunicación

  • Trabajo en equipo

Incluye las que consideres especialmente relevantes para el puesto de trabajo al que estás aplicando.

En la carta de presentación, argumenta cómo tus habilidades se alinean con los valores de la empresa y los objetivos del cargo.

También puedes mencionarlas de manera sutil. Al mencionar tus intereses y aficiones, puedes aportar información adicional sobre tus conductas. Por ejemplo, la práctica deportiva puede ser una evidencia de la disciplina individual o tu capacidad de trabajar en equipo. Las labores de voluntariado hablan de tu empatía y automotivación.

En la entrevista, haz buen uso del lenguaje corporal. Mantén siempre el contacto visual con el reclutador y responde con seguridad a sus preguntas. Si te piden referencias sobre tus actividades y responsabilidades en otros trabajos, menciona cómo enfrentaste las situaciones utilizando alguna habilidad. El 75% de los candidatos son descartados en una entrevista laboral por no demostrar que poseen las habilidades sociales requeridas. Los responsables de reclutamiento aseguran que, en una entrevista, las habilidades sociales son las que realmente te asegurarán el trabajo.

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